me gusta que me conozcan.
tal vez sin siquiera hablar,
mis amigos ya saben lo que pienso
y contestan antes de que pregunte.
Cami hablaba y hablaba y, de repente, no pude prestarle más atención. Una sonrisa enorme emergió de mis labios sin preguntarme, y comencé a rascarme la cabeza. Cami continuaba hablando, pero ya sus ojos me devolvían la mirada cómplice; entonces calló, para decirme: "Reconozco esa sonrisa, y ese gesto nervioso. Hay algo que querés decirme. Vamos."
quienes me conocen poco,
ven verdades en mí que yo no conocía
o saben lo que quiero sin decir mucho.
me gusta que me vean reflejada en las cosas.
me gusta que adivinen lo que me gusta.
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